¡Queridos camaradas! La mentirosa prensa estalinista los ha estado engañando maliciosamente durante mucho tiempo sobre todos los problemas, incluso los que se relacionan conmigo y los que políticamente piensan como yo. Ustedes no tienen prensa obrera; leen solamente la prensa de la burocracia, que les miente sistemáticamente para mantenerlos en la oscuridad y asegurar así el gobierno de una casta parásita privilegiada.
A los que osan levantar la voz contra la burocracia odiada por todos se los tacha de “trotskistas”, agentes de alguna potencia extranjera, espías -ayer de Alemania, hoy de Inglaterra y Francia- y después se los manda al pelotón de fusilamiento. Los máusers de la GPU mataron decenas de miles de luchadores revolucionarios, en la URSS y en el extranjero, especialmente en España. A todos se los acusó de agentes del fascismo. ¡No crean esta calumnia abominable! Su crimen consistió en defender a los obreros y los campesinos de la brutalidad y la rapacidad de la burocracia. La Vieja Guardia bolchevique, los colaboradores y secretarios de Lenin, los luchadores de la Revolución de Octubre, los héroes de la guerra civil, fueron asesinados por Stalin. ¡En los anales de la historia el nombre de Stalin llevará por siempre la marca infamante de Caín!
La Revolución de Octubre se hizo en beneficio de los trabajadores, no de los nuevos parásitos. Pero debido al estancamiento de la revolución mundial, a la fatiga y, en gran medida, al atraso de los obreros y especialmente de los campesinos rusos, se elevó sobre la República Soviética y contra sus pueblos una nueva casta opresora y parásita dirigida por Stalin. El antiguo Partido Bolchevique se transformó en el aparato de la casta. La organización mundial que fue una vez la Internacional Comunista es hoy una herramienta que se pliega a los dictados de la oligarquía de Moscú. Los sóviets de obreros y campesinos dejaron de existir hace mucho. Fueron reemplazados por degenerados comisarios, los secretarios y agentes de la GPU.
Pero, afortunadamente, de las conquistas de la Revolución de Octubre quedan en pie la industria nacionalizada y la economía soviética colectivizada. Sobre estos fundamentos los sóviets de obreros pueden construir una sociedad nueva y más feliz. No podemos, bajo ninguna condición, entregar estas conquistas a la burguesía mundial. Es obligación de los revolucionarios defender con uñas y dientes todas las posiciones ganadas por la clase obrera, ya se trate de los derechos democráticos, los salarios o esa conquista colosal de la humanidad que es la nacionalización de los medios de producción y la economía planificada. Los que no saben defender las conquistas ya ganadas nunca podrán conseguir otras nuevas. Contra el enemigo imperialista defenderemos a la URSS con todas nuestras fuerzas. Sin embargo, las conquistas de la Revolución de Octubre sólo servirán al pueblo si éste se demuestra capaz de acabar con la burocracia estalinista, así como en su momento acabó con la burocracia zarista y la burguesía.
Si se hubiera dirigido la economía soviética teniendo en cuenta los intereses del pueblo, si la burocracia no hubiera devorado y derrochado la mayor parte de los ingresos nacionales, si no hubiera pisoteado los intereses vitales de la población, se hubiera constituido en un gran polo magnético de atracción para los trabajadores de todo el mundo y su inviolabilidad estaría garantizada. Pero el infame régimen opresivo de Stalin privó a la URSS de su poder atractivo. En la guerra de Finlandia la mayoría de los campesinos y también de los obreros de ese país demostró estar con su burguesía. No es para sorprenderse, ya que conocen la opresión sin precedentes que la burocracia estalinista somete a los obreros de la vecina Leningrado y de toda la URSS. La burocracia estalinista, tan sedienta de sangre y cruel en su país y tan cobarde ante los enemigos imperialistas, se ha transformado así en el principal peligro de guerra para la Unión Soviética.
El viejo Partido Bolchevique y la Tercera Internacional se desintegraron y descompusieron. Los revolucionarios más honestos y avanzados organizaron en el extranjero la Cuarta Internacional, que ya cuenta con secciones en la mayor parte de los países del mundo. Yo soy miembro de esta nueva Internacional. Al participar en estas tareas sigo levantando las mismas banderas a las que servía cuando estaba con ustedes o con sus hermanos mayores en 1917 o durante los años de la guerra civil; las mismas banderas con las que, junto con Lenin, construimos el estado soviético y el Ejército Rojo.
El objetivo de la Cuarta Internacional es extender la Revolución de Octubre a todo el mundo y al mismo tiempo regenerar la URSS echando de allí a la burocracia parásita. Sólo hay un modo de lograrlo: que los obreros, los campesinos, los soldados del Ejército Rojo y los marinos de la Armada Roja se levanten contra la nueva casta de opresores y parásitos. Para organizar esta insurrección hace falta un nuevo partido, una organización revolucionaria valiente y honesta de los obreros avanzados. El objetivo de la Cuarta Internacional es la construcción de ese partido en la URSS
¡Obreros avanzados! ¡Sean ustedes los primeros en agruparse bajo el estandarte de Marx y Lenin, que es ahora el estandarte de la Cuarta Internacional! ¡Aprendan a crear, en la ilegalidad estalinista, verdaderos y compactos círculos revolucionarios! ¡Establezcan contactos entre estos círculos! ¡Aprendan a establecer contacto, a través de personas leales y de confianza, especialmente los marinos, con sus compañeros revolucionarios de los países burgueses! Es difícil, pero se puede hacer. La guerra actual se extenderá cada vez más, amontonará ruinas sobre ruinas, producirá cada vez más dolor, desesperación y protesta, provocará en todo el mundo nuevas explosiones revolucionarias. La revolución mundial llenará a las masas trabajadoras soviéticas de coraje y resolución y corroerá los pilares burocráticos de la casta estalinista. Es necesario prepararse para este momento con un audaz y sistemático trabajo revolucionario. Están en juego la suerte de nuestro país, el futuro de nuestro pueblo, el destino de nuestros hijos y nietos. ¡Abajo el Caín Stalin y su camarilla!
¡Abajo la burocracia rapaz!
¡Viva la Unión Soviética, la fortaleza de los trabajadores!
¡ Viva la revolución socialista mundial!
Fraternalmente,
León Trotsky
23 de abril de 1940
¡ATENCION! La prensa de Stalin declarará por supuesto que quienes transmiten esta carta a la URSS son “agentes del imperialismo”. Estén prevenidos, porque también es una mentira. Esta carta llegará a la URSS por intermedio de revolucionarios de confianza que están dispuestos a arriesgar sus vidas por la causa del socialismo. Hagan copias de esta carta y realicen la más amplia difusión posible.